" Néstor estaba sentado en esa punta y yo en esta otra. Enfrente del sillón está el televisor. El hacía zapping. Y de pronto dejó un canal en el que estaba el gordo D’Elía. Le preguntaban quién le gustaba más como candidato, si Néstor o yo, y el gordo decía que no podía elegir, pero le insistían, y dijo: “Bueno, le voy a dar una respuesta de Néstor: él decía ‘en la facultad yo era un cuatro y Cristina era un diez’”.
Nos reíamos los cuatro y Néstor dijo entre dientes: “Gordo traidor”. Me causó tanta gracia, tanta ternura… que me estiré hasta la punta donde estaba él, y le di un beso en la boca. Fue el último beso que le di. Después nos acostamos y pasó lo que pasó. "