
El trasfondo de la película, no es otro que meter el dedo en la llaga, en eso que todos sabemos, y que todos aconsejamos a esa amiga que llora por un tipo que le partió el corazón, pero que cuando nos toca, pocos podemos ver.
Podemos darle vuelta al asunto mil veces, pero siempre llegamos al mismo resultado.
El amor no es matemático, es cierto, y si bien no se puede generalizar, hay ciertas reglas que no deberían cuestionarse.
En la primera escena de la película, un nene y una nena están jugando en una plaza. El nene, sin motivo aparente, insulta y empuja a la nena. Ella, con lágrimas en los ojos, se acerca a su mamá buscando consuelo, pero lo que encuentra es una justificación para ese nene: “Él te hace eso porque vos le gustás, esa es su forma de demostrártelo”. Y ahí queda sentada la idea con la que fuimos creciendo. Una confusión de base, que le imprimió ese dramatismo que solemos buscar las mujeres en las relaciones.
¿Vivimos diciendonos mentiras entre las mujeres! tal vez sin saberlo, pero el hecho es que justificamos cada minuto la conducta del hombre en el que estamos interesadas: lo que deja de hacer, lo que hace, lo que pensamos que está haciendo. Cuando no responde como esperábamos, una serie de frases lo explican:
- No está listo, todavía está dolido por su última relación.
- Nunca tuvo una relación seria, no es de ese tipo.
- No es lo suficientemente maduro para una chica como vos.
- Le interesás, pero es muy tímido, sólo necesita un tiempo.
- No es que no te quiera ver, es que también adora la cerveza y sus amigos.
- Está cansado, tuvo un día muy pesado por eso nomás no te visita.
- Está confundido nomás, dale un tiempo y ya te va a llamar.
y miles y miles de excusas más con las que nos convencemos que de verdad está flechado o se va a enamorar de nosotras.
¿Por qué si estamos bien solas debemos llamar a ese ex que sabemos que al verlo dejará pedazos de nuestro corazón diseminados por el piso, que tardaremos meses en volver a juntar?
¿Por qué por un minuto de cielo nos autocondenamos a vivir un año en el infierno?
¿Por qué queremos hacer encajar lo que no encaja, pegar lo que ya está roto?
Si un hombre quiere a una mujer, se lo hace saber.
Y así somos a veces, es la verdad creo que a todas nos pasó al menos una vez pero ahora ya sabés, aunque duela y cueste asimilar, si no te llama, no te contesta, simplemente no te quiere!
Claro, no es motivo para deprimirse, es cuestión de cambiar de pez, el oceáno es siempre inmenso. Y en vez de perder tiempo en ese tipo de situaciones, a cambiar de objetivo.
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